Buscando un lugar
donde no abunden los hipócritas vine a parar a este lugar, este cuarto oscuro y
sin espejos; para ni siquiera ver mi reflejo, tan falso y mentiroso como los demás.
Sí, porque hasta
yo soy espejo de esos falsos que deambulan por cada rincón y en todas las
esquinas. No sé si yo los reflejo a ellos o en ellos me reflejo yo, pero he
descubierto que por momentos sufro del mismo mal; por una razón u otra (no
herir, dar ánimos, regalar una sonrisa o salirme con la mía) son momentos en que me desvisto de mí y me
convierto en el reflejo de lo que creo debo ser en ese momento, aun cuando esto
no esté unido a mi sentimientos, ideas o pensamientos.
Repudio a los hipócritas
porque odio la hipocresía y creo que tal vez me odio a mí misma, cada vez que
soy pérfida a mi persona... odio lo que odio, pero sobre todo odio cuando me
convierto en lo que odio, porque soy igual de detestable que esos a quienes
tanto odio.
No sé si deba
dejar de odiar o si lo que debo hacer es dejar de reflejar eso que tanto detesto
de los demás. Sea cual sea la solución, la cura será mejor que esta
insoportable enfermedad.
I Paredes
Mayo del 2013
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