martes, 21 de noviembre de 2017

El Perro que habita en mí

Un "viralata" de la UASD, Rep. Dom.


Ignorando la fuerza abrazadora del raciocinio, concluyo en algo cuya realidad supera su nivel de imposibilidad. Es probable que un perro habite en mí, NO, definitivamente hay un perro dentro mío.

Una bestia egoísta y caprichosa que solo busca su bienestar. Soy un animal que consigue complacer sus instintos; que se deja llevar por ellos porque disfruta de su libertad, su autonomía y su manera desinhibida de ver la vida y de aprovechar las oportunidades.

Soy a la vez ese animal domado que se muestra fiel y con buen comportamiento ante los demás, capaz de erguirme en dos patas o jugar a la gran estupidez de perseguir mi propia cola, pero solo si esto será premiado con un jugoso hueso.

La verdad es que soy un pérfido, no tengo reglas y no conozco límites, a nada le temo verdaderamente a menos que el temor pueda traerme algún beneficio.

Mi intrínseco ser es un canino ruidoso que por fachadas hago callar, es un cuadrúpedo que sabe reconocer a los otros tantos que viven en igual condición, estos con voz muda se consuelan mutuamente y producen circunstancias donde la patente de corso les sea concedida a ellos, logrando ser liberados sin el juicio de ningún dueño de perro dormido.

I. Paredes :)

05 de Diciembre 2013