Un "viralata" de la UASD, Rep. Dom. |
Ignorando la fuerza abrazadora del raciocinio, concluyo en algo cuya
realidad supera su nivel de imposibilidad. Es probable que un perro habite en mí,
NO, definitivamente hay un perro dentro mío.
Una bestia egoísta y caprichosa que solo busca su bienestar. Soy un animal
que consigue complacer sus instintos; que se deja llevar por ellos porque
disfruta de su libertad, su autonomía y su manera desinhibida de ver la vida y
de aprovechar las oportunidades.
Soy a la vez ese animal domado que se muestra fiel y con buen
comportamiento ante los demás, capaz de erguirme en dos patas o jugar a la gran
estupidez de perseguir mi propia cola, pero solo si esto será premiado con un
jugoso hueso.
La verdad es que soy un pérfido, no tengo reglas y no conozco límites, a nada
le temo verdaderamente a menos que el temor pueda traerme algún beneficio.
Mi intrínseco ser es un canino ruidoso que por fachadas hago callar, es un cuadrúpedo
que sabe reconocer a los otros tantos que viven en igual condición, estos con
voz muda se consuelan mutuamente y producen circunstancias donde la patente de
corso les sea concedida a ellos, logrando ser liberados sin el juicio de ningún
dueño de perro dormido.
I. Paredes :)
05 de Diciembre 2013