Tú, mi musa tonta
- ¿Por qué no escribes algo para mí?
Me dijiste.
Yo quise responder que eres el verso en
el que riman todos mis sonetos,
La prosa de todas mis poesías,
La inspiración de esos textos que
decían:
“Ven y vístete
con mi piel
Arranca el
insomnio de esta madrugada fría
Que aunque
mañana me sepa a hiel
Hoy quiero que
tu respiración sea mía”.
Giré los ojos hacia la derecha y me
encontré frente a los tuyos; verdes, capaces de hacer al más ecológico provocar
un incendio forestal.
- “Bueno…” Alcance a decir. Carraspeé.
Y en mi cabeza te explicaba que era a
ti a quien gritaba en “Esas noches sin luna”, que fueron tus dedos los que
acariciaban y fortalecían el débil cuerpo de la “Enamorada del amor”. Que
fue tu corazón el que resucitó a “El ruiseñor” y que fueron tus pupilas las que
reflejaban “El lago de mis alegrías”.
Tenía muchas ganas de decirte todo eso,
pero recordé que a ti también debía “Con tu ego somos tres” y “Separados para
no ser demasiados”, así que me contuve. Respiré y con una pseuda sonrisa, dije:
“Disculpa, pero no gobierno mi musa”, acto seguido halagué tu pelo.
Así pasó, como siempre, con una verdad que se presta a confusión,
me libré de muchas incómodas preguntas.
I Paredes :)
Julio 2016